En Porrera, Carles Giménez gestiona una empresa dedicada a la construcción y reconstrucción empleando el arte de la piedra seca. El passat cap de setmana va estar compartint els seus coneixements a un grup de entusiastes d’Alforja que van seguir atentament els seus consells per a intentar endinsar-se en aquest ancestral art.
Piedra sobre piedra y sin más. Sin armaduras, cemento ni mortero, así se erigen construcciones con un único material: la piedra. Una arquitectura ancestral que perdura hasta nuestros días, utilizada en los medios rurales para levantar muros y bancales en el campo, para contener la tierra en zonas con pendientes o montañosas; también las singulares cabañas, algunas de ellas ciertamente espectaculares, que tanto prodigan en nuestras comarcas, utilizadas para guardar los aperos y refugio del labriego. Afortunadamente, este patrimonio de la arquitectura rural tiende no solo a su conservación sino que incluso ha resurgido gracias a muchas sensibilidades y a la vocación de nuevos maestros de la piedra seca.
Este es el caso de Carles Giménez, que en el pueblo de Porrera (Priorat) ubica una empresa que opera como tal, hace cosa de tres años, con un equipo de operarios ‘arquitectos’ de la piedra seca. Lo curioso del caso es que Carles en ningún momento quiso hacer de este oficio su profesión. Él es ingeniero industrial y en ello trabaja profesionalmente. Admite que meterse «en el pedregal» fue algo casual, «cuando cierta vez mi abuelo me llevó al campo a reparar algún muro de piedra caído y despertó en mí esta afición, que luego se tradujo en la puesta al día de toda la finca».
El siguiente paso fue realizar de forma altruista, con algunos jóvenes y amigos, trabajos de reparación de espacios públicos en el pueblo «hasta decidirme a formar Marges Priorat, la empresa actual», explica Giménez. En estos momentos cuenta con una plantilla de diez empleados, entre asalariados y autónomos, en equipos de cuatro parejas distribuidas estratégicamente entre el Priorat, Ulldecona, Valls y Vic, de manera que puede atender la continua demanda surgida desde el Pirineo hasta alcanzar València, su principal área de actuación.
Y es que, como reconoce Carles, las construcciones en piedra seca vienen experimentando un extraordinario auge «y se trabaja a partes iguales tanto en obra nueva como en la restauración de estos elementos», no únicamente en suelo rústico, sino también a la hora de realizar recubrimientos, esculturas y jardinería en viviendas chalet, a base de arquitectura tradicional.
Incidiendo en el factor conservación de estas estructuras, el responsable de Marges Priorat indica que de un tiempo a esta parte, incluso habiéndose acentuado tras la pandemia, «se advierte una mayor concienciación en las nuevas generaciones de cara la conservación del campo, la naturaleza y el medio ambiente». Carles añade que la técnica de la piedra seca «no genera residuos, no contamina y simplemente aprovecha y pone en valor recursos naturales».
El crecimiento de la empresa queda reflejado en el incremento de la facturación, que se situó en los 50.000 euros en 2021 (el primer año), para alcanzar los 100.000 euros el año pasado y prevé cerrar con 150.000 euros el presente ejercicio.
Paralelamente, Marges Priorat, aprovechando los fines de semana organiza cursos de formación para la difusión del arte y la técnica de la piedra seca, que cuentan con un buen número de personas interesadas por conocerla, con sesiones teóricas y prácticas para su aprendizaje. Un arte que fue incluido en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.